Ensayo Interpetativo: Historia de Hispanoamérica Moderna

Ensayo Interpretativo

Historia de Hispanoamérica Moderna
Profesor: Javier Morillo-Alicea
Fecha de entrega: 19 de Diciembre, 2002
Yongho Kim

Lo primero que recordé cuando pensé en tomar este curso fue en todo lo que había aprendido durante las horas de historia en el Colegio, y también en la indoctrinación que se recibía, en forma más explicita, en la universidad (en Chile). Recordé el libro de Santillana que usábamos en mi colegio, donde curiosamente, el último capítulo hablaba del gobierno socialista de Allende, y el último párrafo hacía referencia al golpe militar de Augusto Pinochet y otros. El resto de la historia era material de carne y sangre, con demasiadas personas involucradas en ambos lados para ser enseñado en público. Yo pensé que eso sería bastante información a primera mano para mis compañeros de curso.

La primera clase comenzó con una canción satírica contra el imperialismo yanqui, que invertía hitos históricos en Sudamérica y Estados Unidos. Tenía varias referencias que no entendí pero que todos consideraron graciosas, como Cindy Craford, Donald Trump y el decreto 187.

También leímos un breve trozo literario que hablaba de la Geografía, pero no la entendí hasta que leí Sexo y peligro en Buenos Aires de Donna Guy.

Historiografía y Colonialismo

La historiografía es el estudio de la metodología usada en la disciplina de historia. Según Kagan, en la disciplina de Historia en Estados Unidos estuvo fuertemente influenciada por la idea que Estados Unidos era una excepción en el plano de conformación de las naciones.

Estados Unidos se consideró a sí mismo como un marca pautas para con el resto del mundo, especialmente Sudamérica. Según Kagan, la relación de los Estados Unidos hacia Sudamérica no fue solo de abuso y neocolonialismo, sino de una necesidad intrínseca por una identidad nacional que sólo era posible a través de la antitetización de Sudamérica.

En este sentido, Prescott estableció un paradigma que duraría en los círculos académicos por varias décadas consiguientes. Prescott reunió varias concepciones previas de Inglaterra hacia España, y los estructuró de modo que formaban un argumento coherente. Éstas concepciones incluían el reconocimiento de España como un país eternamente premodernista, controlado por una rígida monarquía, dominado por la superstición y prácticas tan anticientíficas como la Inquisición.

Tomich presenta un inicial intento de interpretar la historia de Sudamérica en el contexto de otras naciones y continentes. Esta manera de acercar el problema era novedoso para la época, porque la premisa necesaria para tal acercamiento, el pensar que diferentes sistemas (cerrados) geopolíticos no sólo coexistieran pero influenciaran el uno al otro, estaba ausente en el análisis histórico. Este pensamiento se llama hoy La Teoría de Sistemas Universales. La forma contemporánea de la Teoría de Sistemas Universales plantea que a lo largo del siglo 15 y 16 surgió entre los países colonizadores y las colonias (por ejemplo, España y las colonias en América) un mercado global. que a la vez fomentaba la formación de la división global de la labor.

Interesantemente, gran parte del tráfico comercial en España e Inglaterra, así como en otros países, consistió en azúcar y esclavos. Y esto nos lleva al caso de Haití, una pieza clave de colonia en la maquinaria comercial francesa. Siguiendo el modelo de muchas otras colonias, los latifundistas de Haití importaron más y más esclavos hasta que el número se hizo evidente para cualquiera. Dos años tras la revolución francesa, la cual enfatizó los valores de la fraternidad, igualdad y libertad, el primer intento revolucionario negro ocurre en Haití.

Uno de los materiales que menos logré entender fueron los cuadros con el supuesto fin educacional que los criollos dibujaban acerca de la mezcla racial que ocurría en las colonias. Éstos cuadros describían relaciones interraciales con una original simplicidad (por ejemplo, de acuerdo al pintor, entre un padre blanco y una madre negra nace el moro, o árabe, porque el tono de su piel es intermedio entre blanco y negro)

Una razón de la impensabilidad, especialmente en Estados Unidos, era el hecho de que la revolución estuvo dirigida por negros e indios, no blancos aristocráticos. Estando la fortuna del sur Estadounidense comprometida con la labor de esclavos para cultivar azúcar en las plantaciones, una institución autónoma negra era una posibilidad que debía borrarse de la historia a toda costa. Y como lo denuncia el artículo de Bender en New York Times, los historiadores de Estados Unidos podrían haber estado ignorado un hito demarcador en la historia de su propio país por más de cien años.

Independencia y el problema de la nación

Tradicionalmente en la academia, se ha separado el período anterior y posterior a la independencia con los términos “colonial” y “nacional». De esta manera, “nacional” comienza en 1818 cuando la mayoría de los países sudamericanos han proclamado la independencia o están en vías de hacerlo. Pero Cuba y Puerto Rico, no siguiendo la regla, no inician movimientos separatistas sino hasta 1868, medio siglo después que todas las demás se han independizado. Esto pone a Cuba en una posición incómoda. ¿Por qué permanece Cuba como una colonia, en medio del movimiento general hacia la independencia? Para responder a esta pregunta, la vieja paradigma de Prescott es traída a colación: no sólo era España bárbara y antimodernista, sino que estaba destinada a un eterno declive que culminó en la guerra de España-Estados Unidos y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Pero esta respuesta conlleva en sí un pensamiento teleológico hacia la historia. Asumir que España estaba encaminada al declive es un método simplista pero no adecuadamente descriptivo para entender la realidad en Cuba y Puerto Rico. Como fue evidente en la película “La última Cena», los conquistadores españoles a lo largo del imperio oían de lo ocurrido en Haití por diversos medios. Esto fue especialmente fuerte en Santo Domingo, y otras islas cercanas al Haití, donde la noticia llegaba en forma de esclavos que vieron lo sucedido, latifundistas escapando de las manos del Estado, quienes contaban afanados lo que vivieron de tan cerca. Se puede decir en un sentido que las islas cercanas a Haití -incluyendo Estados Unidos- ponían cuidadods extras en controlar la transmisión de ideas revolucionarias en la población de esclavos, y reprimir cualquier intento de rebelión.

Keith Haynes plantea el problema de la “nación” en los tiempos de la revolución. En una sociedad en que las clases sociales se mantuvieron visibles en la superficie (en la forma de raza y fortuna económica), ¿cómo puede establecerse un gobierno que represente a su población equitativamente? Los latifundistas serán latifundistas hasta que el gobierno les quitara las tierras, como pasó en Guatemala,

Los vínculos privados entre Chile y Estados Unidos

Chile es conocido mundialmente por la exportación del cobre, poseída por una compañía nacional. Pero no se comenta mucho de la compañía privada que abusó de la mina de Chuquicamata, la mina más grande a tajo abierto del mundo, antes que Allende expropiara la compañía. La compañía multinacional Anaconda, con una base de producción de cobre en Montana, se instala y desarrolla el área minero de Chuquicamataen los 1920. Finn discute las semejanzas y diferencias entre las comunidades mineras de Butte (Montana, Estados Unidos) y Chuquicamata (II Región, Chile). Al describir la situación de los pueblos mineros con esta ventana en mente, Finn logra dar un enfoque único a las relaciones Chilenas-Estadosunidenses.

La política en el tercer mundo visto desde fuera: Menchú.

Rigoberta Menchú era una activista indigenista quien luchaba por el derecho de su tribu contra el gobierno mestizo. Ella visitó la antropóloga Britin para contarle su historia y proporcionarle material etnográfico acerca de su gente los mayas, porque ella sabía que no existían otros medios en ese entonces para tener sus pensamiento publicados para una audiencia más amplia. La narración, procesada como un testimonio, causó interés en el mundo por la situación en Guatemala y Menchú recibe el premio Nobel de Paz. Pero un antropólogo estadounidense decidió averiguar si la terrible descripción que Menchú dio de su realidad eran completamente ciertas, y visitó el pueblo donde ella vivió entrevistando personas relacionadas a ella. Habiendo encontrado varios detalles que Menchú no mencionó o simplemente falsificó, el antropólogo publica un libro con sus investigaciones, acusando a Menchú de testimonio fraudulento. El debate se expande y se intensifica alrededor de si Menchú se merece o no el premio Nobel de Paz y de si Menchú ha dicho la verdad.

Pero este tipo de conflicto demuestra precisamente la continuidad de los estereotipos culturales y raciales del Primer Mundo hacia los gropos indígenas. A lo largo del extenso debate, pocas personas han indicado que Menchú recurrió a la antropóloga como medio de obtener una vía segura de publicar su voz, y que eligió concientemente las verdades a exponer según se ajustasen a sus propósitos políticos. A Menchú nunca se le da el estatus de los intelectuales europeos en materia de ciencias políticas. Los escritos de Benjamin Franklin, por ejemplo, contienen algunas exageraciones pero todo lector educado entiende que los propósitos a menudo sobrepasan la habilidad del escritor, y lo que uno debe concentrarse en son las “ideas” del escritor. En el debate, poco se ha hecho por considerar a Menchú como una persona con intenciones políticas firmes y la realidad en Guatemala donde recientemente han habido golpes militares derrocando gobiernos que no se ajustaban a los intereses estadosunidenses. El profesor Morillo plantea un problema ético para con un académico de Estados Unidos si éste se dedica a criticar y exponer las mentiras y exageraciones de un manifiesto política de un país con una historia de abuso y expropiación por parte de Estados Unidos, ya que al actuar así, el rol que cumple tal persona en la interacción histórica del poder está siendo ignorado. Porque o si no, ¿cómo es que un historiador del tercer mundo criticando a Estados Unidos por sus intervenciones exteriores es contra argumentado so excusa de que no consideró cuidadosamente las circunstancias domésticas del tiempo, mientras que un historiador de Estados Unidos puede darse la licencia de juzgar cualquier país que esté a su antojo?

Al fin del largo recorrido, aún estoy preguntándome: ¿qué hay de “latino” en Latinoamérica? ¿Hay algo más aparte del idioma que nos une, para que nos pongan a todos en el mismo saco?

Este curso fue un largo viaje por diferentes historias, casos, y perspectivas, todas apuntando al lugar geográfico que hoy reconocemos como Latinoamérica. Pero me queda la pregunta de si un conjunto de todas estas características particulares es lo que reconocemos como Latinoamérica, siendo la definición en tal caso un acuerdo mutuo con importancia solamente geográfica, o si es una unidad analítica que, siguiendo el argumento de Kagan, es aquella inversión creada por Estados Unidos que ofrece una continuidad del Otro racial, pero en términos nacionales. En otras palabras, todo lo que es el continente americano que no pertenece a “América”.


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