Sentada, a mi lado
mirabas el mar;
de pronto me parecías tan lejana,
indiferente..
celoso, te reté; tú, levantando ambas miradas,
reíste.
Por momentos, tu risa anestesió las olas;
el mar callaba y las gaviotas cayeron por seguir
el sol detenido en el horizonte…
Mientras te estrechaba con placer animal
saboreaba en penumbras, tu vino, la respuesta:
«¡si tan solo pensaba en ti…!»
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