narrativa aphasica en Spanglish

narrativa aphásica en Spanglish
discursos subalternos antiesencialistas à la Gilroy

Spanglish es una comedia romántica que da las primeras señales sanas hacia una narrativa no subordinada de la mexican immigrant population, especialmente aquellos nueva/(o)s en la migrant trail en los Estados Unidos. No te dejes engañar por los simbolismos ultrarebuscados de “latin girl” y “la single lágrima rule” pseudo realismo mágico que presencies en el comienzo pues son meros artifactos visuales para que la película no resulte demasiado subversiva para una audiencia que continúa siendo predominantemente angla. (judging solamente por ese póster, I would have never paid $7,50)

Si tuviese que dar la conclusión prematura: nice try, pero no./t really.

Dos son las novedades: una, la confrontación (que está really happening) entre una posicionalidad de la middle-class familia establecida que absorve e incorpora todo otherized discourses y la familia “tradicional», y “mexicana” (adjetivos que asumen un esencialismo que la estructura narrativa logra superar, más de esto tarde) que busca dificultosamente establecer un enclave con su propio ethos. Dos, una nueva expresión al fenómeno del amor, intentos de superar la estructura linguística, espacio marginal en la que a menudo se pierde el real feel de un falling in love – pero el instrumento usado como respuesta es la afasia o mudez.

Flor es una single-household mother del D.F. (¿…presumiblemente? para la gaze del anglo subjetivizado, no existe diferencia si la persona viene de Chiapas o de Morelos, eh) que viene, nótese, de una familia bastante bien asentada a juzgar de su casa en México. Y bien clarita de piel también. Hay que notar la sutileza del reparto racial donde el padre habría de ser mucho más oscuro para que la hija naciera morena. Hay un breve momento, reminiscent of Macondo, donde la madre no le permite llorar a la niña sino una gran lágrima. And it better be a good, long tear. Éste, y un par de otras escenas en que la madre más que nada “reprime” sus emociones à la catholic work ethic, y adiestra a su hija como una “buena mujer mexicana», esto es, respetuosa, siempre pendiente del interés comunitario, introvertida, etc etc, construye la antítesis turned desirable (una extraña forma de neo-orientalismo que no llego a grasp completamente, pero tiene sus similitudes con el extramado idealism que la gente en el primer mundo atribuye a tradiciones del sur asiático – el budismo, en concreto)

Haciendo caso omiso al orden temporal de la película, en el otro lado tenemos la familia “angla», histérica, ocupada de las pequeñeses de la vida diaria, not grown up, donde los miembros de la familia se odian uno al otro, sexualmente impotente (aspecto focal en el conflicto, ¡porque la protagonista mexicana es una mujer!), y demás pecados mortales. La abuela, embodying una sabiduría que quién sabe de dónde sacó, guía y aconseja a la pareja cual una profetiza. Yo no sé cómo es que nunca he estado así de cerca de una familia tradicionalmente angla (¿y qué hay del pelo negro de John?), pero estoy de acuerdo con las premisas dadas. ¿Reproducción de la doctrina dominante? ¿Aguda crítica social? ¿Instintos de un director que se especializa al parecer en comedias? El asunto es que si la pinta que se le da a la familia de Flor y Cristina parece más bien un esqueleto, aquella de John, Deborah y sus dos hijas tiene más carne, más humano. Sobre todo, es un agente que hace decisiones racionales (read: las Moreno están implícitamente excluidos de esta cualidad). La amiga de Flor, quien le consigue el trabajo, le confiesa al servir de intérprete: “Esta mujer está loca.” Sip, loquísima. Pero todos son un poco locos en el mundo, y aquellos que no lo son at all son una rareza further object of curiosity.

Una gran parte inicial de la película muestra cómo Flor, siendo la poseedora del conocimiento (aka los “recursos naturales” en el siglo XIX) resuelve variados conflictos en la familia, restaurando un poco el “balance», como dirían los nuevos fanáticos asiáticos. La apex de la escena cuando Flor le rehace la ropa de smaller size a Evelyn es cuando Evelyn toca los contornos de la ropa y se da cuenta que Flor había trabajado toda la noche para obsequiárselo. Aquí, fíjate bien, Evelyn no se emociona del mero fact that she has new clothes, sino de la intención de Flor, o más bien, el interés de Flor en su bienestar que va más allá de su trabajo como house maid. Aquí supuestamente los anglos no tienen esta sensibilidad pura que la señor(it)a “exótica», “extranjera” ha traído para ser consumido como espectáculo del alma por la sociedad a $600 por mes.

En el contexto de las relaciones humanas, John, el padre, ocupa un punto de singularidad – después de todo, esta es una historia sobre cómo un hombre blanco heterosexual se peina a una mujer café heterosexual – y constantemente se mueve entre el mundo de Evelyn y Deborah, y el mundo de Cristina y Flor. En cierto modo, desde la escena en que Flor busca trabajo en una entrevista con Deborah (en que John está ausente), hasta la escena en que Flor y John están conversando juntos, la apertura de esta historia es una marea alta, donde los puntos altos son mayores encuentros entre los dos personajes y John moves away from Deborah. Dada la voluminosa cantidad de películas donde el hombre blanco se folla a una mujer de color, ambos siendo heterosexuales, comenzando por The Last Samurai, el espectador no puede sino quitarse de la cabeza que Flor, hecha “objeto” de agentes móbiles del deseo está destinada a una relación amorosa de una u otra forma.

Falta recalcar cómo la femenineidad en Flor florece sólo cuando John comienza a notarla. En otras palabras, sex appeal en la población de people of color es licenciada / permitida existencialmente hablando sólo cuando un hombre blanco directs his gaze al cuerpo como objeto.

Si estos criticismos sugieren que la película va para esencialismo, no lo son. Definitivamente, Spanglish ha superado la inmadurez de “A Crash Course on Hollywood’s Latino Imagery” (Charles Ramírez Berg) Los moves de Flor y Cristina, así como de otros actores que las rodean, son más impredecibles y se escapaban by far los moldes señalados por la industria a lo largo de décadas de stereotype reinforcement. Esta película, hay que verla.

Segundo punto es la afasia como vehículo del amor. Dado que Flor no puede hablar una sola palabra de inglés (ella relies en su amiga primero y luego en su hija, Cristina), su relación con el mundo exterior, en particular con la familia de Deborah y John, es altamente limitada. El director arguye que tal “desventaja” es un arma que puede ser usado estratégicamente para comunicar/representar un amor que sobrepasa lo cotidiano, en el campo de lo sublime, en un sentido. Este punto necesita refinamiento.

Es experiencia cotidiana el escuchar “basura” artística que trata de codificar los sentimientos intensos, aquellos suaves placeres de amar, -aquí hablo de canciones populares – pero se dan cuenta que las palabras no bastan porque en general el enamoramiento no se limita a la experiencial racional (que es cubierta por el lenguaje) y por lo general optan por dos alternativas: hipérboles desmesurados, y quejas de que el idioma “no basta para cubrir mi amor», etc etc.

El Director James Brooks intenta una nueva ruta a través de uso de una persona que está biosocialmente imposibilitada de hablar el idioma de la amada (aquí yo mismo estoy confundido si por esto me refiero a Flor o a John) y los significados no se filtran por ningún símbolo lingüístico, sino por aquella carencia de significado – el silencio, la aphasia inducida.

Cuando Deborah le cuenta a John sobre sus escapadas sexuales con otro hombre, ella se derrumba en llanto y promete explicarle todo, llegar a un entendimiento profundo que los reuniría y curaría heridas. Ella se entrega a describir sus sentimientos, a “getting down to it all». Pero cuando ella hace una pausa, John pregunta: ¿qué dijiste? Perdona, no te escuché.

La comunicación emocional no se logra en los números, declara en voz alta el director. Como dice John (de nuevo, he de notar que en la relación íntima “afásica», el angloparlante es el que ocasionalmente habla, pues la relación del hispanohablante subserviente – anglohablante de maestro no cambia sólo a razón de que las reglas del juego hayan cambiado.), “nosotros [John y Flor] nos hemos comunicado tan bien a través de los silencios todo este tiempo», las intenciones originales se pierden menos cuando las palabras lo distorsionan the least. (Referenciar: 레죵연구소, 립흘론: 포스트변형논쟁 [Raison Research Institute, Replyology: Debates on post mutation] mediamob.co.kr/rockdipl/24644.html )

Si le damos un poco de crédito al director, es admirable que esta metodología del silencio se extienda a la mismísima relación (al nivel social) interracial-intercultural que se pinta en la narrativa. Las mismas tensiones raciales se apaciguan precisamente porque los agentes no pueden comunicarse completamente el uno con el otro y se evitan tempranas reacciones, lo que lleva a mayor reflexión en sus acciones previniendo encuentros hostiles superficiales.

¿Es el silencio la solución al “hispanic challenge»?

Puede ser. Pero sólo como una medida transitoria. Sistemas de opresión podrían ser further justified si es que se permitiese una política que más se parece al color blind politics que una de multiculturalismo pluralista, at the very least, y una solución que no incluye la agencia de los grupos oprimidos en el decision process. ¿desde cuándo decidieron las chicanas y las latinas a callarse como respuesta a los malentendidos y las ofensas?

El punto fatal, que aún no he mencionado, es el meta-espacio narrativo en que toma lugar the entire story. La película es el college admissions essay de Cristina, quien está aplicando a nada más ni nada menos que a Princeton, un stronghold tradicional del WASP, en cierto sentido mucho más que Harvard itself. En su essay ella escribe sobre la vida de su madre y reafirma su identidad como la hija de su madre, pero ¿para qué propósito lo hace? Para hacer un appeal a Princeton que quiere “diversificar” su campus en la medida que no amenace su whiteness pero que tampoco sea criticable como un all-white exclusive. Para decirles, “¡hey, compren mi raza! Yo soy una mexicana auténtica y aquí está el por qué.”

Es decir, la película entera es sobre la historia de una vida que concluye felizmente en la afirmación de la identidad de una niña que lo usa para satisfacer requerimientos impuestos por el sistema blanco dominante. Por lo tanto resumo mi largo ranting en dos frases.

Mr. Brooks,
your movie was a failure.


Yongho Kim

PD.1. En el foro de IMDB de discusión sobre la película hay una interesante identity politiics discussion going on, un compadre loco que dice que hay que respetar el whiteness entre los hispanics, básicamente.que siente que el director ha categorizado a Flor, quien supuestamente es blanca, como oscurita porque el director no puede quitarse de su cabeza el prejuicio de que todos las personas al sur de Río Grande son morenitas. Gran escándalo.

PD.2. Por último, esta carrera entre Flor y Deborah me pareció simbólico de algún proceso sociohistórico pero no estoy seguro qué significa. Obvio, tiene que ver con el poder adquisitivo y productivo de los gringos en gringoamérica, pero ¿qué tiene que ver con Cristina y llevarlos a la escuela?

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